Historia del Arte IV Grupo 242
Profesor: Dr. Roberto Rosique
Tijuana, Baja California 02-Junio-2010
La Transvanguardia Italiana
“Renacer de una disciplina olvidada”
Autor: Roberto Gutiérrez Galindo
Profesor: Dr. Roberto Rosique
Tijuana, Baja California 02-Junio-2010
La Transvanguardia Italiana
“Renacer de una disciplina olvidada”
Autor: Roberto Gutiérrez Galindo
roberto.gutierrez.galindo@uabc.edu.mx
La Transvanguardia Italiana y su figuración ponen en evidencia la crisis que se vive durante la modernidad caracterizada por la representación; la transvanguardia da un giro de ciento ochenta grados al arte y retorna a la figuración sin la necesidad aparente de un discurso que justifique las obras producidas durante este movimiento. La cita es la herramienta que utilizan los artistas como Francesco Clemente y Sandro Chía para producir obras trayendo elementos e imágenes del pasado, particularmente, del arte clásico antiguo.
Achille Bonito Oliva, denomina a este renacer de la pintura figurativa como transvanguardia junto con un grupo de artistas que hacen florecer este movimiento en contraposición del arte conceptual y las tendencias minimalistas que imperaban en los años sesenta y setenta del siglo XX, cabe mencionar que este movimiento era cien por ciento europeo y era considerado el equivalente al Neoexpresionismo alemán.
Lo que distinguía a esta tendencia era la anulación de los discursos integrales que englobaban al arte y su producción, y promovía el eclecticismo estilístico. Acentuando la inexistencia de un estilo único que ponga límites al arte, es decir, cómo ser visto, entendido y apreciado. De esta manera, el arte comienza a echar mano de lo uno y de lo otro; a tomar, apropiar y así emplear cualquier elemento que considere importante incluir en la obra, dando un nuevo significado a lo viejo del arte, haciendo frente a la crisis en la plástica, ahora, todo es posible y nos encontramos ante una nueva onda en la historia del arte que va de la mano con la postmodernidad.
La transvanguardia italiana y su carácter libre y expresionista son la cereza del pastel al permitir al artista experimentar y retornar a la figuración, atravesar el arte antiguo y las vanguardias sin tal vez anularlas, utilizando la manualidad como herramienta. Achille Bonito Oliva era un profesor y crítico de arte y hacía evidente entre los elementos de este movimiento la libertad en la creación artística, otra vez el eclecticismo o tal vez contradicción ideológica, la multiculturalidad o nomadismo y el hedonismo cromático al parecer en un ambiente de júbilo al hacer renacer la pintura de entre las cenizas modernas en las que se encontraba.
La cita y la apropiación son ahora quienes imperan durante este período como llave para entrar a escena, y no solo se apropiaban las imágenes y los temas, también se apropiaban el estilo y las técnicas de expresión de otros artistas sin prejuicio o culpa alguna, creando así múltiples imágenes fundiendo pasado y presente, olvidándose del rollo conceptual en que el modernismo tenía “presos” a varios artistas especialmente en los años setenta.
Hablando particularmente del caso de Francesco Clemente, artista postmoderno por excelencia, podemos notar que este hace referencias variadas en su obra, puede viajar desde lo tradicional, clásico, moderno; abordando lo real y aterrizando en lo mítico, escenas de la vida cotidiana y del mundo de los sueños. Este carácter errante le permite explorar sin prejuicios y sin límites mentales por varios caminos “arrancando y pegando” imágenes, descontextualizándolas de sus viejos marcos referenciales y dándoles un nuevo sentido. Clemente establece nuevas perspectivas desde las cuales el arte puede ser visto, entendido y apreciado dándole un revés al arte moderno.
Por su parte, Sandro Chía, también representante de la transvanguardia italiana, contribuye a este movimiento con trabajos muy importantes en la etapa de su mayor florecimiento. Su naturaleza nómada lo hace viajar por la India, Turquía y varios países de Europa central, esto lo hace percibir una nueva conciencia sobre las vanguardias y sus productos y desde el inicio de su producción se opone al arte concepto. Ya con estas bases, y encarrilado en su producción artística, Chía se une al movimiento transvanguardista junto a Francesco Clemente, Mimmo Palladino, Nicola di María y Enzo Cucchi, con Achille Bonito como líder teórico del movimiento en cuestión.
Sandro Chía utilizaba formatos monumentales en la mayor parte de su obra generalmente óleos pero con independencia sobre el tipo de soporte y la materia de la pintura, aunque de vez en cuando utilizó papel y técnicas mixtas. Sus lienzos fácilmente rebasaban el metro y medio llegando a medir dos y dos metros y medio. Los soportes y su amplitud eran pieza clave en los planteamientos de este artista que representaba figuras equilibradas sobre su superficie pictórica entre fondo y acción.
Estos factores determinaron los valores de la nueva propuestas de Chía, despegando la pintura de sus anteriores contextos vanguardistas, y ese equilibrio logrado por Chía y sus compañeros les permitió utilizar elementos de las distintas vanguardias y movimientos anteriores sin que hubiera la mínima conexión conceptual ni continuidad estilística, pero cabe recalcar que estos, también se apropiaban del estilo o técnica, otra vez, logrando desconectar las piezas de cualquier concepto moderno o anterior.
Podemos resumir que para el líder en teoría de este movimiento, el dato inaugural de la transvanguardia es el lenguaje como un instrumento de transición, de brincar de una obra a otra y de un estilo a otro totalmente distinto. Es por eso que la transvanguardia es un movimiento postmoderno muy “noble”, al no anular las vanguardias del moderno, o movimientos anteriores a éste, sino que tal vez, hasta rendía un tributo a las imágenes del pasado, pero sin perder ese carácter apropiador e innovador que lo caracterizaba. La transvanguardia italiana es el movimiento arquetipo de la era postmoderna abriendo paso a nuevas tendencias y sobre todo, resucitando a la pintura que se encontraba olvidada o tal vez enterrada cuando se creía que el arte povera y el minimalismo habían puesto sobre el muerto las coronas junto con los demás movimientos que reinaban en esa época. Es interesante ver como estos artistas lograron su objetivo, sin embargo, este fue un movimiento que duro solo algunos años, como otros movimientos, después la vida invitó a cada uno de sus representantes a diferentes destinos.
Referencias
_ Aesthethika© International journal on culture, subjectivity and aesthetics
Journal Internacional sobre cultura, subjetividad y estética
Vol. 1, (2), Spring/Primavera 2005
Dominguez _ Francesco Clemente: Bestiarium, Representación,
Multiplicación y Bordes de lo Real del Sexo
María Elena Domínguez
_Fundamentos de la pintura de Sandro Chia.
Aportaciones al inicio de la Transvanguardia italiana, en 1975 a 1989.
(Basis of Sandro Chia´s painting. Contribution to initial Italian
Transavant-garde, in 1975 to 1989).
Andrés Luque Teruel.
La Transvanguardia Italiana y su figuración ponen en evidencia la crisis que se vive durante la modernidad caracterizada por la representación; la transvanguardia da un giro de ciento ochenta grados al arte y retorna a la figuración sin la necesidad aparente de un discurso que justifique las obras producidas durante este movimiento. La cita es la herramienta que utilizan los artistas como Francesco Clemente y Sandro Chía para producir obras trayendo elementos e imágenes del pasado, particularmente, del arte clásico antiguo.
Achille Bonito Oliva, denomina a este renacer de la pintura figurativa como transvanguardia junto con un grupo de artistas que hacen florecer este movimiento en contraposición del arte conceptual y las tendencias minimalistas que imperaban en los años sesenta y setenta del siglo XX, cabe mencionar que este movimiento era cien por ciento europeo y era considerado el equivalente al Neoexpresionismo alemán.
Lo que distinguía a esta tendencia era la anulación de los discursos integrales que englobaban al arte y su producción, y promovía el eclecticismo estilístico. Acentuando la inexistencia de un estilo único que ponga límites al arte, es decir, cómo ser visto, entendido y apreciado. De esta manera, el arte comienza a echar mano de lo uno y de lo otro; a tomar, apropiar y así emplear cualquier elemento que considere importante incluir en la obra, dando un nuevo significado a lo viejo del arte, haciendo frente a la crisis en la plástica, ahora, todo es posible y nos encontramos ante una nueva onda en la historia del arte que va de la mano con la postmodernidad.
La transvanguardia italiana y su carácter libre y expresionista son la cereza del pastel al permitir al artista experimentar y retornar a la figuración, atravesar el arte antiguo y las vanguardias sin tal vez anularlas, utilizando la manualidad como herramienta. Achille Bonito Oliva era un profesor y crítico de arte y hacía evidente entre los elementos de este movimiento la libertad en la creación artística, otra vez el eclecticismo o tal vez contradicción ideológica, la multiculturalidad o nomadismo y el hedonismo cromático al parecer en un ambiente de júbilo al hacer renacer la pintura de entre las cenizas modernas en las que se encontraba.
La cita y la apropiación son ahora quienes imperan durante este período como llave para entrar a escena, y no solo se apropiaban las imágenes y los temas, también se apropiaban el estilo y las técnicas de expresión de otros artistas sin prejuicio o culpa alguna, creando así múltiples imágenes fundiendo pasado y presente, olvidándose del rollo conceptual en que el modernismo tenía “presos” a varios artistas especialmente en los años setenta.
Hablando particularmente del caso de Francesco Clemente, artista postmoderno por excelencia, podemos notar que este hace referencias variadas en su obra, puede viajar desde lo tradicional, clásico, moderno; abordando lo real y aterrizando en lo mítico, escenas de la vida cotidiana y del mundo de los sueños. Este carácter errante le permite explorar sin prejuicios y sin límites mentales por varios caminos “arrancando y pegando” imágenes, descontextualizándolas de sus viejos marcos referenciales y dándoles un nuevo sentido. Clemente establece nuevas perspectivas desde las cuales el arte puede ser visto, entendido y apreciado dándole un revés al arte moderno.
Por su parte, Sandro Chía, también representante de la transvanguardia italiana, contribuye a este movimiento con trabajos muy importantes en la etapa de su mayor florecimiento. Su naturaleza nómada lo hace viajar por la India, Turquía y varios países de Europa central, esto lo hace percibir una nueva conciencia sobre las vanguardias y sus productos y desde el inicio de su producción se opone al arte concepto. Ya con estas bases, y encarrilado en su producción artística, Chía se une al movimiento transvanguardista junto a Francesco Clemente, Mimmo Palladino, Nicola di María y Enzo Cucchi, con Achille Bonito como líder teórico del movimiento en cuestión.
Sandro Chía utilizaba formatos monumentales en la mayor parte de su obra generalmente óleos pero con independencia sobre el tipo de soporte y la materia de la pintura, aunque de vez en cuando utilizó papel y técnicas mixtas. Sus lienzos fácilmente rebasaban el metro y medio llegando a medir dos y dos metros y medio. Los soportes y su amplitud eran pieza clave en los planteamientos de este artista que representaba figuras equilibradas sobre su superficie pictórica entre fondo y acción.
Estos factores determinaron los valores de la nueva propuestas de Chía, despegando la pintura de sus anteriores contextos vanguardistas, y ese equilibrio logrado por Chía y sus compañeros les permitió utilizar elementos de las distintas vanguardias y movimientos anteriores sin que hubiera la mínima conexión conceptual ni continuidad estilística, pero cabe recalcar que estos, también se apropiaban del estilo o técnica, otra vez, logrando desconectar las piezas de cualquier concepto moderno o anterior.
Podemos resumir que para el líder en teoría de este movimiento, el dato inaugural de la transvanguardia es el lenguaje como un instrumento de transición, de brincar de una obra a otra y de un estilo a otro totalmente distinto. Es por eso que la transvanguardia es un movimiento postmoderno muy “noble”, al no anular las vanguardias del moderno, o movimientos anteriores a éste, sino que tal vez, hasta rendía un tributo a las imágenes del pasado, pero sin perder ese carácter apropiador e innovador que lo caracterizaba. La transvanguardia italiana es el movimiento arquetipo de la era postmoderna abriendo paso a nuevas tendencias y sobre todo, resucitando a la pintura que se encontraba olvidada o tal vez enterrada cuando se creía que el arte povera y el minimalismo habían puesto sobre el muerto las coronas junto con los demás movimientos que reinaban en esa época. Es interesante ver como estos artistas lograron su objetivo, sin embargo, este fue un movimiento que duro solo algunos años, como otros movimientos, después la vida invitó a cada uno de sus representantes a diferentes destinos.
Referencias
_ Aesthethika© International journal on culture, subjectivity and aesthetics
Journal Internacional sobre cultura, subjetividad y estética
Vol. 1, (2), Spring/Primavera 2005
Dominguez _ Francesco Clemente: Bestiarium, Representación,
Multiplicación y Bordes de lo Real del Sexo
María Elena Domínguez
_Fundamentos de la pintura de Sandro Chia.
Aportaciones al inicio de la Transvanguardia italiana, en 1975 a 1989.
(Basis of Sandro Chia´s painting. Contribution to initial Italian
Transavant-garde, in 1975 to 1989).
Andrés Luque Teruel.
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