miércoles, 3 de junio de 2009

Neoexpresionismo Alemán (algunos comentarios)


Ansel Kiefer

Resurrexit
1973 (200 Kb); Oil, acrylic, and charcoal on burlap, 290 x 180 cm (114 3/16 x 70 7/8 in); Collection Sanders, Amsterdam


Neoexpresionismo Alemán

Alejandro Jara Ponce (gerardo_peda_cool@hotmail.com)

En este texto se intenta analizar las características esenciales que distinguen a la corriente neoexpresionista, cuales son sus propuestas y de donde emanan las ideas que confluyen para la creación de este estilo. Tales obras ofrecen una exploración del ser vinculado con su historia y su situación genius loci (preocupación por su región). Además según los teóricos, estas propuestas pictóricas reflejan una dicotomía temática, o más bien, estas permiten hacer análisis dialéctico.

Los historiadores y críticos del arte postulan al neoexpresionismo como la transición coyuntural estilística entre las últimas vanguardias de la modernidad y la posmodernidad. Su apogeo abarca desde la década de los 70´s hasta los 80´s. Aún en la década de lo 90´s se puede encontrar obra actual de esta corriente. Para tal diferenciación de época se ha determinado encontrar las características entre aquella propuesta y la más reciente, por lo que se distinguen dos generaciones, la primera es la “Generación del G1” sus integrantes nacieron antes de la Segunda Guerra Mundial, y la otra que suele conocerse como “Segunda Generación de neoexpresionistas”, estos artistas nacieron en las posguerra.

El neoexpresionismo en ocasiones es considerado como un momento o proceso que abarcan dos vertientes estilísticas: la Transvanguardia italiana y el neoexpresionismo o nuevos salvajes (fauves). Pero la nueva pintura alemana se apropió del sustantivo que definía el regreso de la pintura figurativa, quedándose con el nombre de neoexpresionismo alemán o nuevos salvajes.

Algunos críticos de arte señalan que nunca se ha dejado de producir pintura expresiva

La historia de la nueva expresividad en el arte después de la Segunda Guerra Mundial no empezó con los nuevos mitos de la “Transvanguardia” italiana, como la llamó su profeta Achille Bonito Oliva, o arte cifra, como también se la conoce. La historia tampoco empezó con la “pintura salvaje” de los artista berlineses ni con la “mala pintura” de los chicos malos de Mülheimer Freiheir en Colonia, ni con sus ídolos, Baselitz y Penck. La nueva expresividad surgió mucho antes, con Iárt informel europeo y sobre todo alemán de tendencia tachista, y con el expresionismo abstracto americano o action paiting.( Rubrberg Karl. 2005.367)

Otros analistas van más allá, señalan al inglés Francis Bacon como el único caso que seguía produciendo pintura figurativa en pleno auge de la pintura abstracta. El vertía su experiencia vivida (influido por la corriente existencialista de Paul Sartre) además la tragedia del hombre como víctima del progreso y sus personajes oprimidos.

Teóricos como Manfred Schnekenberger sostiene que siempre durante la modernidad han existido dos formas o caminos para la producción artística, donde, en este contexto (posmodernidad) convergen y se fusionan. Aunque en ocasiones confunde este eclecticismo, pero que es característico de el proceso posestructuralista y decontruccionista y de los estudios culturales. La siguiente cita nos aclara cuales son estos dos caminos creativos:

“La libre disposición de cualquier estilo, o la renuncia al estilo, a pesar de que ha sido ligeramente evidente a lo largo del siglo XX, penetra ahora en un territorio desconocido (…) Lo que llamamos “modernismo” fue determinado por dos ideas: por una parte, por la noción de que el arte encontraba el camino de regreso hacia sí mismo, que culminó en la teología puritana de Clemente Greenberg (crítico y teórico americano) de la pintura como autocrítica de la pintura. Y por otra, por la perpetua apertura del arte hacia el no arte (lema: “arte como/es vida”), la teoría izquierdística de la vanguardia de Peter Bürger: Un camino que seguía de forma lineal y evolucionista; el otro sometía repetidamente al arte a revoluciones. Ambos caminos hicieron que tuviera sentido durante ciento veinte años de hablar de vanguardia; hacían que el arte pareciera dinámico e innovador. Y ambos han llegado en el eclecticismo estático del posmodernismo: ¿en un callejón sin salida en una nueva libertad universal? Es muy pronto para emitir un diagnóstico, por no hablar de un pronóstico: Pero también sería erróneo ignorar la profundidad de la censura. (Ruhrberg Karl. 2005.366).

Los neoexpresionistas influidos por la preocupación del ser como la antropología la historia nacional y regional se convierten en críticos del pensamiento y valores occidentales. Pero además en sus pinturas reflejan temas dualísticos que invitan al ejercicio dialéctico: la esperanza y la desesperanza; los valores considerados como el bien y su contraposición el mal; el primitivismo y naturalismo contra el academicismo occidental; el drama y la tranquilidad; lo racional y lo irracional. Como se ve están conscientes de su papel crítico del pasado y del contexto presente (inmersos en los movimientos anti burgueses punk y heavy metal) preocupados por su sociedad, por lo que buscan regularmente en el espectador un choque que produzca una experiencia estética concientizadora y cuestionadora.

En el neoexpresionismo alemán parecen converger o interrelacionarse diversos estilos (algunos son mas preponderantes que otros). El expresionismo alemán de entreguerras del siglo XX, es el romanticismo, el fauvismo, el tachismo y el surrealismo. El expresionismo alemán (Eduard Munch y Die Brucke) es el estilo más relevante para este “neo”. Cuestionan a los mitos alemanes (principalmente a los Nibelungos), los fenómenos de la comunicación, la identidad nacional y sexual. El neoexpresionismo y la Transvanguardia italianas sólo son un redescubrimiento, ellos se revelan contra la austeridad de minimalismo y contra la noción de vanguardia como innovación de ruptura con la tradición y contra la desobjetivización propuesta por el arte conceptual.

George Baselitz es el artista más destacado de esta corriente, recurría al uso de colores fríos y cálidos. Sus temas han sido muy controversiales, entre ellos incide el uso frecuente de imágenes de tabús sexuales. En 1961 escribió su manifestación Pandemónium. A finales de los 60´s sus composiciones están invertidas, recurre a la técnica de pincelada gruesa y rápida y empastada.

A.R. Penck (1939) recurría a las figuras grotescas y distorsionadas. Predomina en su trabajo sus estudios de culturas africanas; el lenguaje y la comunicación, de filosofía el teatro, la danza y la música. Sus representaciones parecen esquemáticas por lo que el primitivismo, el africanismo y lo caribeño son un lenguaje significativo recurrente. Además influyó en Basquiat y Haring (E.U).

Jorg Immendorf realiza una pintura esquizofrénica; Anselm Kiefer, recurrente a recolección de objetos inservibles como soporte, en ellas proyecta paisajes heroicos, las figuras humanas primitivas sugiera la soledad y el patetismo de la condición humana y su historia; Horts Antes, es famoso por sus figuras cefalópodas; Marks Lüpertz, recurre a cualquier cosas para pintar, la ditirámbico de su personalidad se lo permite; y Karl Horto Hödicke es el más severo crítico de la historia y los mitos alemanes.

CONCLUSION

El neoexpresionismo alemán de la primera generación nos permite observar a través de sus pinturas la condición decadente de la historia del hombre, nos fija en la transición entre modernidad y posmodernidad. Además esta corriente reivindica la media iconicidad o figuración en la pintura, y abre un camino para su exploración en otras regiones, utilizando el papel cuestionador étnico de cada pintor donde le ha tocado nacer y vivir.

2 comentarios:

  1. Hola Alejandro, revisas uno de los movimientos más interesantes del arte de la postmodernidad, interesante en el sentido de que es junto con la Transvanguardia Italiana, la Bad Painting, Pattern Painting, Support & Surface, entre otros quienes reivindican la vigencia del arte retiniano en lo contemporáneo y desde mi punto de vista, es este movimiento alemán el que marca la diferencia y compromete a pintar, si es que se va a seguir haciendo, bajo la óptica contemporánea, enfatizando en los avatares del contexto, cuestionando nuestras negligencias, ironizando al progreso fallido y contra la desobjetivización propuesta por el arte conceptual, como bien dices. Coincido con ese eclecticismo al que se refiere Manfred Schnekenberger, característico del proceso posestructuralista y decontruccionista donde se fusionan la modernidad y postmodernidad y donde el neoexpresionismo es un digno representante o bien cuando nos dices que en la visión de los historiadores éste movimiento pictórico representa la transición coyuntural estilística entre las últimas vanguardias de la modernidad y la posmodernidad.
    Felicidades
    Roberto Rosique

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