lunes, 28 de noviembre de 2011

APROPIACIONISMO

Maricruz Morales Plata



Dicen que “no ser original” no está de moda, y según no lo está en casi todos los ámbitos en los que los humanos nos desenvolvemos; mucho menos en el mundo del arte. Se supone que desde que el planeta tiene memoria de nuestra aparición en él, y nos fuimos inventando, adaptando y adoptando socialmente, fueron saliendo como por arte de magia o más bien por instinto la necesidad de distinguirnos de entre los demás, de hacer cosas diferentes para irnos formando una identidad única, como si fuera un sello de exclusividad para desigualarnos de la masa, así en cierta parte seguimos funcionando hasta miles de años después los hombres ‘evolucionados’, marcando con nuestra personalidad un esquema de ideas que no siempre resultan ser tan de uno mismo.

El sello de garantía de la originalidad resulta ser en algunos casos significativo, ya que es casi casi ‘por naturaleza’ y en el caso de los artistas creadores en cualquiera de sus disciplinas, en sus letras, imágenes, sonidos o colores siempre es importante para distinguirse de los demás ir a la vanguardia de las creaciones, inventando y reinventando técnica y obras que generen un impacto que trascienda socialmente, que nuestra idea (por guajira que sea) llegue al receptor tal y como queremos, nos reconozcan y sepan que eso es nuestro, pero ¿qué hay cuando esa creación pasa a manos de otro y le pinta un bigote o le cambia un color, cuando ‘la creación’ ha sido modificada y en la peor de las pesadillas para el autor, pasa a ser más famosa que la autentica?, ¿es derecho del artista reclamar y casi querer linchar al reinventor de su pieza?.
“La originalidad no tiene necesariamente que ver con hacer algo nuevo, sino con hacer algo propio.” (Fernández, M., 2009)

El Apropiacionismo comenzó como movimiento a principios de los años ochenta con un grupo de “artistas que desde una actitud reflexiva y apropiativa habían abierto el arte a los media a partir de un proceso centrado en la crítica de la representación y en la concepción de imágenes a partir de otras” (Guasch, A. M., 2000). Algunos de los artistas más reconocidos del movimiento fueron Sherrie Levine, Robert Longo, Richard Prince, Louise Lawler, entre otros. Posteriormente a todo el arte que se estaba produciendo a mediados del siglo XX el Apropiacionismo vino a retomar como protagonistas a la pintura y la imagen, quienes dentro de las disciplinas artísticas habían perdido fuerza desde la Antiforma.

Citando a Natalia Matewecki, la apropiación consiste en tomar una obra de arte para producirla nuevamente manteniendo tanto sus motivos como la técnica empleada. El resultado de esta acción es una obra exactamente igual (visualmente) a la primera, pero realizada por otro artista. El cambio de rótulo “plagio” por “apropiación” forma parte del argumento propuesto por los artistas apropiacionistas quienes aludían que sus obras no eran mera copia sino un nuevo original recontextualizado y resignificado. Por ello, la apropiación supone otro tipo de efecto estético, producido por el tipo de relación intertextual que mantiene una obra con la otra, y con otros textos, que posibilitan reflexionar sobre las nociones de verdad, copia, unicidad y autor.

Se llegó a utilizar el término de ‘plagio’ para referirse a la utilización de imágenes previamente elaboradas, sin embargo al presente se ha ido erradicando esa idea vieja y posesiva; ya que más bien, hoy en día conforme la modernización y practicidad de las técnicas, por ejemplo gráficas, suelen utilizarse imágenes que funcionan como referencia para la creación de una nueva pieza, siendo una acertada manera de facilitar o perfeccionar el trabajo.
A mi parecer, al momento en que uno como creador muestra alguna pieza públicamente, materialmente sigue siendo una pertenencia, pero ‘la idea’ consciente o inconcientemente va siendo adoptada por todos los que tengan contacto con ella, y en caso de que concientemente y con toda la intención sea reutilizada por alguien más, es una nimiedad que no debe preocupar al autor principal porque éste siempre va a tener la certeza de que él fue primero.


REFERENCIAS

-Bibliográficas-

Guasch, Ana María (2000). “El arte último del siglo XX. Del posminimalismo a lo multicultural”. Alianza Editorial; Madrid, España.

-Electrónicas-
Fernández, Martín (2009). “¿Qué es la originalidad?”; InternalComms.
URL: http://internalcomms.com.ar/%C2%BFque-es-la-originalidad/

Matewecki, Natalia. “Arte y nuevas tecnologías. ¿Plagio o apropiación?”; Tercer Simposio Prácticas decomunicación emergente en la cultura digital.
URL: www.liminar.com.ar/simposio/pdf/matewecki.pdf

1 comentario:

  1. Asi es Maricruz, el dilema de siempre -plagio o apropiación- Las reflexiones verrtidas en clases y tus notas dejan clara esta postura. Finalmente no es labor del arte convencer, no asi la de invitar al a reflexion. Felicidades.
    Mtro. Roberto Rosique

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